Hay momentos donde la voluntad se me va en un abrir y cerrar de puños, donde el vacío en mis manos es algo más que evidencia de la versión actual de mi yo interno.
La vida me ha dado una buena pelea, con un golpe directo me frenó, me desestabilizó. Doy por perdida la batalla. Me faltan ganas, me sobran argumentos para dejar vencerme, me faltan motivos para continuarla.
Necesito esto, lo necesito... Lo necesito.
No me busques tras sollozos. Mis lagrimales se han secado desde que aprendí a poner en su lugar a las sonrisas. Son más convincentes, y muy pocos preguntan: ¿Por qué sonríes?
No saben, no saben nada.
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